viernes, 5 de junio de 2009

Sistematizando experiencias educativas

Por José Hleap

I. UN OJO HUMANO.

El ojo se ha convertido en ojo humano así como su objeto se ha hecho objeto social, humano: objeto que fluye del hombre para el hombre. Los sentidos se han hecho, por consiguiente, directamente teorizantes en su práctica (K. MARX, 1844)

Nos hemos propuesto sistematizar experiencias significativas de educación, buscando comprender su lógica interna ,lo que en ellas se entiende por “EDUCATIVO”, así como lo que las hizo significativas para sus participantes .
Nacido del desarrollo de un modelo de investigación de experiencias educativas construido con algunos colegas del Instituto de Educación y Pedagogía ,en permanente interlocuciòn con investigadores de otras cuatro Universidades que hacían parte del GIU , Grupo Interuniversitario de Investigación en Educación Popular, éste trabajo de interpretación asume y adecua los lineamientos metodológicos propuestos desde una perspectiva Etnográfico- hermenéutica.
Partiendo de una tradición de trabajo en el campo de la educación popular, nuestro interés por sistematizar experiencias educativas respondía a la necesidad de re-conocer los escenarios culturales donde actualmente interactuan saberes populares, con otros muy diversos como los mediáticos o los escolares , gestando ahí formas de supervivencia , de resistencia y adecuación a esta sociedad.
Comprender las dinámicas actuales de la educación popular exigía asumir en serio al otro, renunciar al privilegio del ojo observante del investigador para cruzar nuestras miradas sobre lo sucedido, dialogar.
De la academia tomamos la etnografía, ya de buena reputación por esos lares, asumiendo su carácter cualitativo , comprensivo y el respeto por la perspectiva con la cual asumen los diversos actores una experiencia. No obstante , persistía entre nosotros la mirada mesiánica , en dos vertientes: para una lo dicho por los “informantes” era, sin ningún proceso de interpretación , la realidad ; para la otra ellos , “los informantes”, tendrían solo al final la verdad revelada....por el investigador y “devuelta “ sistemáticamente.
Aprendimos que dialogar no es un simple intercambio de palabras , es la oportunidad de re-crear distintas interpretaciones asegurando un campo de validez mutuo , un creer en el otro, donde sea posible la negociación y un consenso que no niegue la diferencia desde donde nos relacionamos. Descubrimos la hermenèutica .
Desde el punto de vista de la investigación interpretativa, la experiencia no existe como hecho objetivo desprendido del conjunto de interpretaciones que hacen sus actores; se asume como construcción de sentido sobre la acción, como suceso.
El sentido que se pretende recrear en el trabajo investigativo no es el surgido del procesamiento racional ("científico") de los datos obtenidos del "informante", puesto que esto supone subsumir una lógica, la del participante, en otra, la del investigador, creyendo de paso en la neutralidad cultural de las técnicas de investigación y en la ilusión positivista de encontrar un "hecho objetivo" más allá de la interpretación subjetiva.
Tampoco "sentido" de una experiencia es simplemente el relato consciente de uno de sus participantes, sino una construcción colectiva donde un grupo de intérpretes aporta su propia versión de lo sucedido tal como cada uno lo vivió.
La investigación interpretativa no pretende restituir un hecho, pues este solo existe en las diversas interpretaciones de los participantes, sino que busca comprender la experiencia en tanto acontecimiento, esto es, asumir las distintas interpretaciones como constitutivas de la realidad socio-cultural de lo ocurrido.
Tanto como la experiencia a analizar, la situación de la investigación interpretativa es un caso particular de negociación, de relación entre saberes y lógicas diferencialmente constituidos, cuyos resultados hablan de las condiciones y modos en los que se da este juego de fuerzas. Lo anterior tiene consecuencias prácticas: nos interesa construir una estrategia en la cual los distintos actores aporten sus propias interpretaciones y las confronten; se establezcan, además, las relaciones, lógicas y movimientos que conforman la experiencia, más allá de la percepción de cada uno de los actores (como experiencia socialmente estructurada), sin perder en este paso su singularidad, la densidad que la hace relevante al contrastarla con otras. Hablamos, entonces, de un trabajo de sistematización.
La sistematización así concebida es una oportunidad para poner en juego - recrear - las distintas interpretaciones que se hacen de la experiencia, interpretaciones que son el modo de existencia de la experiencia misma.
El sentido de la experiencia es una producción, una actividad constructiva a través de la cual los distintos actores le dan intencionalidad, dirección, y sentimiento a lo vivido. Esta producción del sentido de la experiencia se hace en y por el lenguaje, donde este no es un instrumento transparente y neutro, un intermediario a través del cual asumimos la realidad, es el mediador que funda la relación entre el sujeto y el mundo (su pertenencia cultural), de modo que vincula y construye, transforma y le da forma a la experiencia.
Si asumimos, además, que la sistematización es una labor interpretativa de todos los que participaron, tanto los instrumentos y modos de la investigación como los preconceptos y cosmogonías portados por el lenguaje de los investigadores y de los actores de la experiencia intervienen en la sistematización, convirtiéndose ésta en un proceso de construcción y negociación de cada una de las interpretaciones, incluidas las de los investigadores que pierden el carácter privilegiado de "interpretaciones científicas de la realidad". En esta perspectiva, la sistematización de la experiencia consiste en establecer los juegos de sentido, su dinámica, reconstruyendo desde ahí las relaciones que se dan entre actores, saberes y procesos de legitimación, esto es, la densidad cultural de la experiencia. Asumimos, así, la sistematización como un trabajo etnográfico-hermenéutico.

II LAS NARRATIVAS .

La hermenèutica ha hecho valer contra la “lógica” los derechos de la narración (VINCENZO VITIELO, 1992)

Sistematizar es hacer legible la experiencia desde los distintos actores, de modo que se pueda comprender en su complejidad y potenciar aquellos aspectos que resulten relevantes para los participantes.
Iniciamos la sistematización provocando el relato de la experiencia ( por medio de la entrevista o técnicas afines) y asumimos como relatos los demás documentos que conseguimos sobre ella. Hemos llamado RECONSTRUCCIÒN al nivel del proceso de sistematización en el que constituimos estas narrativas .
Así como los datos cuantitativos no hablan por si mismos , según la crítica de muchos sociólogos al positivismo, así también las entrevistas y los otros relatos que logramos sobre la experiencia no hablan por si solos, requieren de la interpretación ,del establecimiento de relaciones entre ellos , la determinación de la perspectiva desde donde se mira lo ocurrido, sus contradicciones internas, el papel jugado por cada uno de los actores que en ella participaron.
Existen condiciones específicas que estructuran los relatos de la experiencia, algunas asociadas a las características y procesos de los interlocutores y otras a la situación misma de la investigación. Estos relatos de la experiencia son densos, cargados de afectividad, donde el carácter de los participantes se redefine ; no se buscan entonces "informantes claves", puesto que la riqueza de las diversas versiones y la búsqueda de la comprensión de una experiencia y no de la constatación de un hecho, hace que todos los participantes y todas las interpretaciones sean igualmente válidas.
Además, el modo de narrar, la constitución de los relatos, no es una forma cualquiera. El relato es una totalidad significante, su especificidad comunicativa obliga a una coherencia, una legibilidad, un orden en la exposición, que le da a la vez un orden, un sentido a lo vivido (generalmente de manera caótica) en la experiencia. Este orden implica la selección y ordenamiento de algunos recuerdos, su transformación y entrecruzamiento con lo vivido actualmente por el sujeto (incluyendo la situación de entrevista), con los deseos, sentimientos, con la vida misma del entrevistado que no se reduce a la experiencia anterior. Es una realidad construida desde la densidad del intérprete, que muestra en acto sus propias contradicciones, sus temores y deseos, en donde el lenguaje opera como mediador entre lo interno y lo externo, lo macro y lo micro, lo subjetivo y lo objetivo.
Si asumimos todas las consecuencias del planteamiento anterior, cada relato no se puede asumir, alegremente, como simple fuente de información desde la cual hacer generalizaciones, sino que se constituye en una forma estructurada a la cual hay que comprender.
Como ejemplo de este trabajo sobre narrativas , quiero retomar algunos aspectos de una investigación en curso sobre el mito de “Cali cívica” , desde una concepción relacional de la ciudadanía. La dimensión de la ciudadanía nos parece absolutamente clave para comprender una de las características que definían a esta ciudad a nivel nacional: la construcción de una imagen pública de “ciudad cívica” ; imagen en la que han participado tanto algunos gobernantes, con sus campañas de formación ciudadana y sus proyectos de funcionalización de la ciudad, como los medios masivos de comunicación y sus pobladores .
Además de las propuestas institucionales de una imagen cívica para Cali, tenemos la ciudad construida por la comunicación masiva; pero la Cali cívica no se reduce a las campañas oficiales y a la imagen mediática, sino también a la ciudad imaginada por el ciudadano anónimo desde su ámbito citadino.
Para comprender el mito de “ciudad cívica” de Cali debemos, entonces, relacionar tres narrativas: la narrativa institucional, la narrativa mediática y la narrativa del ciudadano.
Nuestro esfuerzo consiste en re-conocer la ciudadanía en Cali desde el mito estructurante del civismo, pero precisamente también para desestructurarlo, esto es, para mostrar las distintas lógicas que se mueven en él y las potencialidades de una ciudad cívica imaginaria .
Los distintos documentos oficiales, las declaraciones de los Alcaldes , las campañas de formación cívica, forman un conjunto de relatos que caracterizan a uno de los actores en la construcción del mito de Cali cívica . Estableciendo relaciones entre estos relatos , organizándolos temporalmente (periodización endógena) , emerge la narrativa institucional , con sus contradicciones internas, sus matices y las propuestas de civismo que caracterizaron cada administración de la ciudad . Esta historia del civismo en Cali , contada por la voz oficial , constituye el marco institucional de la experiencia .
Los medios masivos de comunicación jugaron un papel importante en la constitución del mito . Reunimos las noticias , los informes , las editoriales ,los comentarios y las campañas de civismo en la ciudad durante las ultimas tres décadas (tiempo de formación del civismo en Cali , según la narrativa institucional) . Relacionando estos relatos , detectando los hitos de la formación ciudadana según los medios , su periodización y su visión sobre las iniciativas institucionales ,así como sus propias contribuciones ,se constituye la segunda narrativa del mito , el marco mediático.
Los habitantes de Cali , de diferentes estratos ,edades y sexos , también tienen su versión sobre el civismo en esta ciudad y señalan en sus relatos cómo se inició , quienes contribuyeron a su constitución ,cuáles fueron los momentos cumbres y cuándo y porqué se desactivo este civismo. Al agrupar y relacionar estos relatos , guardando la diversidad en las versiones , se establece la narrativa del otro actor de la experiencia : el ciudadano.
Tenemos así tres macrorelatos sobre la formación del mito de “Cali Cívica” . Aunque cada uno de ellos resume la posición de una categoría de actor ,son internamente contradictorios y requieren , para su legitimación ,de la puesta a prueba entre los que conforman ese actor . Estos macrorelatos son , entonces , la materia prima para abordar la comprensión de la experiencia.

III COMPRENDIÉNDONOS

Lo que se conoce como el “pensamiento” de los hombres es una comunión en la que han terminado por ir a amontonarse , a estrecharse unos contra otros , trozos , segmentos de los escenarios de la vida , partes temporales , hechos en comunión , que es el termino que debe reemplazar ahora al otro ,racionalizador , de coherencia (ALDO G. GARGANI, 1994)

Asumimos como UNIDADES DE CONTEXTO, o sea las unidades mínimas dentro de las cuales adquieren sentido las interpretaciones de la experiencia, a cada uno de los relatos logrados en el desarrollo de la investigación, según lo habíamos planteado anteriormente. Esto quiere decir que los elementos en ellos contenidos deben interpretarse, en primera instancia, como constitutivos de ese relato y que las relaciones entre ellos, la forma del relato, es significativa para la investigación.
Según esta construcción, la unidad básica de sentido para la interpretación de la experiencia no puede ser la palabra o la frase sino cada relato.
Los relatos son "leídos" de tres maneras en el desarrollo de la investigación: de manera EXTENSIVA, como el despliegue de un conjunto de aspectos sobre la experiencia, riqueza de la cual partimos para ubicar los núcleos temáticos y para construir la periodización endógena de la experiencia. De manera INTENSIVA, como el contexto en el que se desarrolla un aspecto en particular, una mirada especifica sobre el civismo en Cali , lectura que posibilita entender el sentido de lo cívico y sus desplazamientos en la experiencia. De manera COMPARATIVA, al contrastar los diversos relatos para establecer la perspectiva de cada actor . La perspectiva es el punto de vista desde el cual un narrador se coloca para interpretar la experiencia. Se configuran a partir de los núcleos temáticos que su relato pone en juego y las relaciones que propone entre ellos.
Tenemos entonces los núcleos temáticos, las categorías de actor y las perspectivas. En tanto construcciones del investigador para operar sobre la información reunida, estas unidades se definen por su función.
Así, los núcleos temáticos son términos que condensan un aspecto referido en los relatos . En la lectura extensiva ubicamos los núcleos que aparezcan en la totalidad de los relatos de cada narrativa, en el número que sea necesario hasta saturar los aspectos presentes, sin caer en la redundancia o en la desagregación extrema . Cada uno de estos núcleos son utilizados en la lectura intensiva para ver la manera como se le da sentido a ese aspecto de la experiencia en cada relato ; en su uso comparativo conforman indicadores de la perspectiva de un actor.
Las Categorías de Actor , en este caso el institucional , el mediático y el ciudadano, son construcciones que buscan establecer las diferencias y desigualdades en la participación de la experiencia. Estas categorías dependen de las distribuciones de poder y de los mecanismos de control sobre el desarrollo de las acciones y las interpretaciones en la experiencia.
La construcción de los juegos de sentido que constituyen la experiencia permite interpretar la eficacia formativa de la estratégia de comunicación educativa , a través del ANALISIS DE LAS MEDIACIONES. El análisis de los procesos de mediación, consiste en establecer los mecanismos a través de los cuales se logra una dinámica entre confortación y confrontación de los sujetos, al interior de una experiencia .
Todo el esfuerzo comprensivo sobre las perspectivas de cada actor en la interpretación de la experiencia, todo el trabajo de reconstrucción de la misma, cobra sentido como una manera de establecer la dinámica efectuada en la experiencia , en tanto ámbito de legitimación de ciertas prácticas entre los participantes.
Las mediaciones de las que hablamos tienen que ver con el carácter resocializador de la experiencia, pues debe explícitamente afectar dos dimensiones de sujetos: Los modelos de representación del mundo y las formas de relación social.
La mediación cognoscitiva agrupan los procesos en los cuales se resuelven o manejan los conflictos generados por la transformación de las representaciones, creando mitos integradores.
La mediación estructural agrupa los procesos en los cuales se resuelven o manejan los conflictos generados por la transformación en las formas de interacción, creando rituales integradores.
Por mitificación se entiende el proceso por el cual se vuelven naturales, y compartidos, algunos argumentos recurrentes que sirven de justificación a las decisiones y acciones grupales y se vinculan como criterio de evaluación de los resultados.
La mediación cognitiva o mítica consiste en ofrecer seguridad por el recurso de reiteración de argumentos conocidos y, supuestamente, compartidos.
Por ritualización, se entiende el establecimiento de determinadas formas recurrentes de acción e interacción que se convierten en el "modo de hacer las cosas" en la experiencia .
La mediación estructural o ritual consiste en ofrecer seguridad por el recurso a la repetición de formas estables de interacción y de acción.
Las dos dimensiones, mítica y ritual, nos permiten analizar eventos tan diferentes como una publicidad , un módulo o una reunión, reestableciendo la continuidad en los procesos de mediación que se efectúan en la estrategia educativa .
Tenemos entonces, que los principios que regulan las formas de interacción y las jerarquías entre los participantes, encuentran espacios de negociación, de resistencia y de transformaciones en los procesos de mediación. De esta forma, asumimos las regulaciones de manera dinámica, contemplando las transformaciones que los actores, las instituciones y los distintos espacios sociales producen en el desarrollo de una experiencia educativa.
Los mitos y rituales se autojustifican y su validez solo se percibe en el tiempo. No toda propuesta de interacción o cualquier argumento recurrente se convierte en mito o ritual, si no hay una durabilidad que marque la característica de un período. Al mismo tiempo que proveen seguridad al grupo, los mitos y rituales incitan al cambio de los sujetos, ante la sanción grupal ("usted es el equivocado, no todos los demás" ).
El análisis de los mitos y rituales nos brinda una oportunidad para comprender la dinámica entre las regulaciones y negociaciones, la estrategia constructiva de toda experiencia de formación. Nos permite también captar la tensión entre las distintas propuestas de interacción y prácticas de enunciación que parten de determinadas categorías de actor y ámbitos de validez específicos , para buscar imponerse en el espacio de legitimación que provee cada experiencia educativa.
Veamos como se aborda el análisis de las mediaciones en la experiencia de “Cali cívica”:
Los macro-relatos sobre el civismo en Cali son nuevamente interpretados por los participantes de este mito , se ponen a circular en un escenario diseñado para la creación de un nuevo relato consensual , donde se clarifican tanto la periodización como los distintos puntos de vista sobre la experiencia.
Haciendo un seguimiento a las narrativas institucionales y mediáticas de la Cali cívica encontramos , en la década del setenta , un conjunto de iniciativas para la modernización de la ciudad que incluían tanto el desarrollo vial y urbanístico como campañas de formación cívica, entendiendo por civismo el concurso de los ciudadanos para mantener a la ciudad limpia ,hacer fila para tomar el transporte publico, evitar el ruido en las calles, conservar el carril al manejar y respetar las normas de transito, cuidar y utilizar adecuadamente el amoblamiento urbano .El ejemplo de este tipo de iniciativas de “maquillaje” es el slogan “Cali linda ,Cali limpia”.
Los gobiernos municipales que mas impulso le dieron a esta concepción de urbanidad ciudadana , de los “buenos modales” citadinos ,fueron los comandados por alcaldes “cívicos”, elegidos gracias a alianzas políticas en contra de los políticos tradicionales y con el apoyo decidido de la empresa privada, de la cual .procedían o eran sus representantes.
Aun cuando las narrativas mediáticas fijan en este período y en las acciones puntuales de los gobernantes el origen del mito de la Cali Cívica ,bueno es recordar una tradición de hospitalidad ,respeto y buena vecindad que había caracterizado a los habitantes de la ciudad y que fue , sin duda ,un ingrediente fundamental para que el mito funcionara.
Las estrategias de formación ciudadana de la época asumen el modelo “urbanístico”, en donde los especialistas en planificación definen el comportamiento ciudadano deseable y las acciones para lograrlo , con absoluto desconocimiento de la realidad social y cultural del habitante, de su opinión o sus deseos. Se trata de inducir un comportamiento desde arriba ,desde la retórica escolar : uno es el que sabe y los otros deben aprender, para su propio beneficio.
Los medios de comunicación son utilizados como propagandistas ,no solo por irradiar masivamente el mensaje sino por el diario masaje que termina por hacer creíble y realizable la nueva urbanidad propuesta. Durante dos décadas Cali fue el ejemplo nacional e internacional de ciudad cívica, para orgullo de sus habitantes.
Como se trata de inducir un habito, la continuidad de las campañas en el tiempo era absolutamente necesaria para el logro de sus objetivos, al punto de que una pausa prolongada del masaje mediático se traducía ,al cabo ,en el debilitamiento de la conducta esperada. Adicionalmente, las condiciones extremas en las que se efectuaba el transporte publico y el cada ves mas pesado transito urbano, no ofrecían oportunidades para que el comportamiento cívico ejemplar fuera mantenido ,respetado y gratificado.
La ciudad amoblada y respetable quedó muy distante de la barriada , en donde ni siquiera llega el pavimento , obligando en sus habitantes un comportamiento esquizofrénico . El deseo de participar de la Cali cívica empieza a ser peligroso para la ciudad, pues no faltaron los paros cívicos en los que se exigía para los barrios populares el mismo tratamiento de la “otra” ciudad.
En la década de los noventa aparecieron otros modelos de formación ciudadana... Había cambiado mucho la ciudad!!! La cívica y apacible Cali se había transformado en la violenta e insegura sede del “cartel “del narcotráfico , la corrupción oficial ,las pandillas juveniles y el sicariato .¿Dónde estaba esta ciudad en las dos décadas anteriores? Otro “alcalde cívico” intento darle respuesta a este interrogante ,desde su “Estrategia de desarrollo ,seguridad y paz, Desepaz”.
Con análisis y estudios sicologicos ,sociológicos y económicos se inicio la “epidemiología de la violencia” que buscaba el conocimiento de los factores generadores, detectando que el mal estaba en el tejido social: Faltaba la solidaridad y participación comunitaria, era necesario el manejo civilizado de los conflictos ,el fortalecimiento institucional del orden ciudadano y la promoción del desarrollo social en sectores críticos y en alto riesgo .Se estaba conociendo la otra ciudad.
El diagnostico era reservado , no había un solo remedio para tantos males , se requería una estrategia integral!!! La primer terapia fue mediática , al procurar la emulación de los comportamientos “sanos”, promoviendo la sanción grupal al desviado desde una retórica espectacular .
Tanto en la vida cotidiana de los habitantes como en la “ciudad mediática” ,que ya contaba con un canal regional de televisión, apareció la vigilancia ciudadana cotidiana del mal comportamiento, en donde algunos “vivos” quedaban transformados en “bobos” por apartarse de la norma ,buscando un supuesto beneficio personal. Aunque esta estrategia es tan vertical como la anterior ,logra implicar a los habitantes, quienes aun hoy no dudan en señalar a los “vivos bobos”.
La otra estrategia que nace en desepaz pero desborda los limites de la epidemiología que lo inspira, es el trabajo con jóvenes en las barriadas, desde sus practicas culturales ,en donde el Rap (manifestación musical callejera en New York) ,apropiado muchos años antes por los muchachos de las invasiones de Cali ,fue el medio para el reconocimiento del habitante digno y comprometido que los planificadores no querían ver en esta parte “enferma “de la ciudad. Nace el movimiento del Rap en Cali, la red cultural de Aguablanca, el propio diagnostico de la situación y la definición de las acciones desde la realidad de los pobladores de ”sectores críticos y en alto riesgo”
Esta estrategia ,que llamare mediática antropológica, surge de la iniciativa de los jóvenes urbanos, de su búsqueda de reconocimiento , apunta a los medios tanto en el origen de la música como en el escenario de su reivindicación (ser “artista”) para potenciar a los participantes en su propia identificación : responde a una retórica especular.
Participando como alumno ,espectador o actor el habitante de la ciudad construye ciudadanía como una forma de realizar su deseo de ciudad .El éxito de cualquiera de estas campañas va más allá de la eficacia transmisora o incluso persuasiva y tiene que ver con la capacidad de conectar con ciertas demandas del ciudadano corriente, demandas que de una u otra manera están presentes en la ciudad, que se sienten en los comportamientos más aberrados para el modelo de participación política tradicional, como lo es en la clientela, en la gallada o en la creación de bandas de delincuencia o autodefensa urbana.
Cuando se acercan niños al automóvil de una ciudad hecha para la circulación ágil y aprovechan el semáforo para cantar en rap una crítica a la situación en la que viven en la ciudad, hay allí una propuesta de relación y de socialidad que no ha sido trabajada y reconocida suficientemente.
Si asumimos sólo como participación aquella definida por lo ciudadano, esto es, participación política en el manejo de la ciudad, se olvida lo citadino, el modo de vivir la ciudad. La ciudad vista desde lo próximo , es una ciudad del intercambio necesario para sobrevivir; la ciudad vista desde lo lejano, desde las reglas abstractas de la participación política, es la ciudad donde no opera el gregarismo, ni la comunidad emocional, es la sociedad del individuo y no de la persona, es la ciudad de la identidad y no de la identificación.
Es precisamente porque la ciudad no está hecha a escala humana, por lo que el modo como se la vive imaginariamente tiene poco que ver con la ciudad como tal, lo que alguien llamaría “la ciudad real”.
Es por la deshumanización real de la vida urbana que se segregan convocatorias específicas para compartir la pasión, los sentimientos; la vida urbana es muy dura para los sectores populares de Cali ,desde su perspectiva no se puede hablar de vivir sino de sobrevivir la ciudad.
Resulta bastante claro, en este contexto, explicar por qué formas de solidaridad ,de todos modos comprometidas con intereses específicos como las de la clientela o el narcotráfico, encuentran en nuestras ciudades el apoyo popular.
Si nos quedamos en el juicio moral sobre la ciudad, no podemos asumir el sentido y la potencialidad que tienen estas formas de relación. Así como se ha visto que el sicario maneja una cierta ética en relación con los suyos ,donde por ejemplo el silencio es una de las claves fundamentales, así también en la vida urbana de los barrios populares hay una cierta urbanidad, hay un cierto modo de ser ciudadano que curiosamente converge con la imagen de ciudad proyectada institucionalmente, pero converge en el deseo de una ciudad que les es negada ; esa limpia, amable, acogedora.
El deseo de una ciudad moderna, como promesa aún incumplida de que “si la ciudad progresa la vida de sus habitantes mejora”, es la idealidad constitutiva, la potencia del compromiso de muchos sectores con ese mito de ciudad cívica, la Cali que desean.
Entre la participación consciente, deliberativa, de la ciudadanía política, y la participación en un mito como el de la Cali cívica, que no pasa por la conciencia sino por la empatía, hay dos formas de ciudadanía o dos modos como se conecta la ciudadanía, que hay que tener en cuenta.
En una ciudad donde la participación real es sistemáticamente negada a buena parte de sus ciudadanos, la participación mediática en la construcción del mito de “Cali cívica” es una forma de participar de su ciudad. Se hace fundamental un replanteamiento de lo que se entiende por ciudadanía y por formas de participación en la construcción de la ciudad, pero también de lo que se entiende por civismo.
Con el análisis de las mediaciones encontramos la diversidad de modos de participación en la ciudad, desde distintos intereses y estrategias en un verdadero proyecto democrático de civismo.
Es pues un modo de asumir la ciudadanía el que guía el desarrollo de esta investigación: el mito de “Cali cívica” nos interesa en la medida en que hacemos un énfasis en el vínculo social y sus formas, como aquellas de sensación colectiva de participación, reglas de solidaridad y modelos de relación que frente al orden político abstracto procuran el orden de la fusión, la dimensión afectiva y sensible, menos definida y menos abarcable desde una lógica disyuntiva de conocimiento, desde una versión lineal de la participación en la ciudad , desde un modelo reductor de la sistematización .
Necesitamos asumir la experiencia en su complejidad.

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